En esta primavera, en que todo florece, estamos viviendo una Pascua confinados y recluidos en casa, no para desentendernos de nadie, sino para favorecer la vida de todos.
La Pascua cristiana es precisamente esto: un tiempo de apertura y crecimiento…
Un tiempo para sacudirnos todos los miedos y estrenar nueva vida y libertad.
Está claro que sí nos dejamos llevar por los criterios y formas de vida que nos propone este mundo injusto y competitivo, donde solo se vive de apariencias, habrá muchos, sin duda, que nos aplaudan, nos halaguen y nos rodeen de brillo… y también el sistema utilizará sus poderosos mecanismos para elevarnos, inflados y vacíos, como pompas de jabón.
Pero si queremos tomar las riendas de nuestra propia vida y apostamos decididamente por un nuevo modelo de sociedad, seguro que nos intentan excluir y marginar, como materiales desechables…
Es lo que le pasó al Jesús picapedrero… que, como una de aquellas piedras que él mismo trabajaba, fue arrojado al vertedero de este mundo …
Pero ya sabéis que, a pesar de todo, él se ha convertido, para algunos, en la piedra angular que nos sostiene la vida, para que a su vez, podamos sostener también, la de otros.
Hoy mismo me lo recuerda: «Yo en mi Padre, vosotros en mí y yo en vosotros».
Por eso, mientras ando recluido en este cenáculo de casa, intentando desarrollar anticuerpos de justicia y solidaridad ante la pandemia de egoísmos y ambiciones que asola el mundo, he tenido tiempo para pensar que Dios lo es TODO.
Todo lo que soy y todo lo que me falta.
Dios es el TODO de mi pequeña parte.
Y me ha salido del alma un soneto que hoy también quiero compartir con mis amigos:
» EL TODO DE MI PEQUEÑA PARTE «
Te busqué por las crestas elevadas
y en las simas profundas del abismo,
en los duros peñascos del seísmo
y en las finas arenas plateadas.
Te busqué en los apriscos y majadas,
pasando desde el llano hasta la cumbre,
y fui siguiendo el rastro de tu lumbre
por todos los mesones y posadas.
Y cuánto más lejos iba a buscarte,
más oculta tu luz me parecía,
encerrada tras firme baluarte.
Más hoy supe cuan cerca te tenía,
como el todo de mi pequeña parte,
inundando mi pecho de alegría.
Manuel Velázquez Martín.