Es tiempo de despertar.
Es tiempo de desatascar los sentidos tantas veces dormidos y embotados.
Es tiempo de fortalecer las manos débiles y afianzar las rodillas vacilantes.

Es tiempo de salir de la oscuridad que nos envuelve, del miedo que nos paraliza de la inseguridad que nos descoloca y de la impotencia y el dolor de sentirnos solos y perdidos.

Es tiempo de despertar…

No podemos seguir dormidos ante las injusticia, la violencia y el desamor, ni podemos dejarnos arrastrar por esa insensatez y frivolidad que nos rodea y que parece invadirlo todo.

No podemos seguir alimentando el escepticismo y la indiferencia que nos hace envejecer interiormente y pone de manifiesto que algo importante está a punto de morir, dentro de nosotros mismos.

No podemos seguir caminando a la deriva, sin horizonte último, sin meta y sin sentido.

No podemos continuar por los caminos de la vida, sin horizonte y sin puntos de referencia.

No podemos dejar que los acontecimientos se atropellen unos a otros y nos arrastren, sin llevarnos nunca a descubrir nada nuevo.

No podemos acostumbrarnos a vivir en la triste condición de quien huye hacia adelante o se dirige a toda prisa hacia ninguna parte…

No podemos vivir retirados en la cálida madriguera de nuestra propia vida privada, buscando solo seguridad y tranquilidad o con una total indiferencia hacia los problemas colectivos y hacia el bien común.

No podemos encerrarnos ni ahogarnos en ese diluvio de nuestros propios egoísmos y ambiciones… porque la perspectiva de nuestra vida humana está en el futuro, con la esperanza puesta en el Dios de las promesas.

Por eso tenemos que despertar y aprender a vivir con lucidez… tenemos que desatascar nuestros sentidos y dejarnos encontrar por aquel que ya ha salido a nuestro encuentro.


Manuel Velázquez Martín.