¿Por qué preguntas quien te ha tocado cuando todo el mundo te aprieta?
Porque una cosa es el roce accidental, superficial o interesado y otra cosa, muy distinta, es el contacto vital, ese que nos conmueve y nos transforma por dentro.
He sido yo quién te ha tocado… una mujer enferma, sin curación posible, que después de gastar en médicos toda su fortuna, sigue condenada a la marginación y al desprecio.
Soy víctima del tabú de la sangre que me hace impura y que, como a tantas mujeres a lo largo de la historia, me hunde en la más absurda discriminación …
Soy víctima de la moral vigente que me considera impura y me prohíbe acercarme a los demás… no puedo estar con nadie… ni tocar a nadie… porque se pueden contagiar con mi impureza…
Soy víctima de una religión absurda que no me ha servido para nada… para nada que no sea para sufrir… y que, poco a poco, me está destrozando la vida…
Avergonzada de quién soy y de como soy, no puedo vivir ni puedo dar vida..
Por eso, hoy tengo la sensación de que he sido engendrada para la muerte…
Y ¿qué salida tengo?
Los escribas, fariseos, sacerdotes y dirigentes lo tienen todo bien atado…
Ellos viven satisfechos del gran negocio del Templo ofreciendo sacrificios y manejando el dinero y las conciencias de un pueblo que soporta el peso de una ley que impide de raíz cualquier oportunidad de cambio y deseo de crecimiento.
He sido yo, quien te ha tocado.
Después de tantos años «perdiendo sangre», o lo que es lo mismo, perdiendo mi vida a chorros… por fin, he encontrado la salida…
Después de tanta frustración vital, te he encontrado a Tí, Jesús, liberador de «tabúes» de miedos y de tristezas.
Tu me has ayudado a descubrir el rostro verdadero de Dios, como plenitud de Vida.
El Dios que solo quiere:
– que vivamos,
– que tengamos vida y
– que disfrutemos de la vida…
Tu me has rescatado del miedo y de la soledad y has restaurado mi vida…
Y lo más sorprendente:
Tu me has enseñado a saltarme la ley para poder encontrarme con el Dios liberador del Evangelio.
Manuel Velázquez Martín.