Este año, los Magos de Oriente han traído a toda la gente buena que pasa por esta Parroquia, haciendo el bien, sin que se note, tres cajitas como éstas:

+ CAJA DE RECUERDOS
Los recuerdos que llevamos con nosotros… los recuerdos que tiran de nosotros.
Quizás nos pueda sorprender que todos se puedan guardar en una caja pequeña… pero lo cierto es que lo que estuvo vacío, al principio, el tiempo lo va llenando de historias y sentimientos.
Toda nuestra vida no cabe en ella… pero puede servir para guardar esos pequeños objetos, ligados a nuestro deambular por el mundo y que suscitan en nosotros recuerdos inefables.
Todos tenemos guardada en algún rincón la foto de un amigo entrañable, una hermosa carta de amor, una entrada de cine, un billete de tren o alguna que otra nota, a propósito de cualquier persona o acontecimiento que dejó una huella imborrable en nuestra alma…

Por eso, aquí os quiero ofrecer un espacio pequeñito, para guardar recuerdos con amor y sin nostalgia.
Así, solo tendremos que abrir nuestra caja de recuerdos y acariciar cada uno de los pequeños tesoros que encierra, para rememorar algo de lo que ha sido y está siendo nuestra vida.

 

+ CAJA DE CAUDALES
No para almacenar alhajas, títulos de propiedad o sumas importantes de dinero… pues no es más feliz el que más riquezas acumula, sino el que mejor sabe disfrutar de todo, sin depender de nada.

Por eso, os sugiero, que no utilicemos esta caja de caudales para guardar chatarra, sino para custodiar intacta nuestra mayor riqueza, que no es otra, que esa Palabra de la que brota el caudal que fecunda el corazón y da sentido a la vida.

Si bebemos, cada día, en esta fuente infinita, que apaga la sed profunda del corazón, iremos adquiriendo la verdadera sabiduría del evangelio que nos enseña que no es más rico, ni más feliz, el que acumula más cosas, sino el que menos atado se siente a ellas.

 

+ CAJA DE SUEÑOS
Hay momentos en nuestra vida en que debemos hacer una pausa y revisar nuestros ideales.
Vivimos en un mundo muy cambiante y sin darnos cuenta, nos podemos convertir en sujetos pasivos , en lugar de recrear nuestra vida cada día.

Por eso, me atrevo a proponeros que aprendáis a soñar despiertos y a revisar, con frecuencia, los ideales que nos mueven y que rescatemos nuestros mejores sueños, a veces, olvidados… siendo conscientes de que, en un mundo global, nuestros pensamientos, acciones y actitudes, siempre repercuten en los demás.

Vivir es el arte de reinventar la vida… por eso es bueno que nos sentemos, reflexionemos y tomemos alguna nota… para nuestro bien y para el bien del resto de la humanidad.

Manuel Velázquez Martín.